El
Monasterio
de
Santa
Catalina
es
un
hermoso
espacio
arquitectónico
colonial
hecho
en
base
a
sillar
blanco
y
rosado,
que
es
un
tipo
de
piedra
porosa
de
lava
volcánica.
Diseños
inéditos,
espacios
de
gran
valor
estético,
hermosas
fachadas,
y,
sobre
todo,
la
historia
que
esconde
esta
joya
arequipeña,
hace
de
este
punto
turístico,
uno
de
los
más
visitados
de
la
región.
De
procedencia
colonial
y
mestiza,
Santa
Catalina
fue
el
hogar
de
mujeres
criollas,
mestizas
e
inclusive
hijas
de
familias
nobles
que
ingresaron
como
monjas.
Aproximadamente,
para
el
siglo XVIII, Santa Catalina contaba con más de 300 mujeres portando hábito.
Santa
Catalina
es
una
pequeña
ciudadela
construida
que
ocupa
un
área
de
20
mil
metros
cuadrados
y
se
divide
en
cuatro
barrios,
tratando
de
emular
la
distribución
urbana
arequipeña
de los primeros años de la Colonia.
El
Monasterio
de
Santa
Catalina
es
definitivamente
un
punto
turístico
obligatorio
en
la
ciudad
de
Arequipa.
Sus
hermosas
paredes
de
sillar
de
diferentes
colores
la
hacen
visualmente
atractiva,
además
esconde
una
gran
historia
religiosa
y
de
la
conquista
española.
Su
arquitectura colonial es admirable desde cualquier ángulo.